Queridos amigos, hoy les quiero hablar de la importancia de esforzarnos en aprender y crecer en nuestro conocimiento de la verdad. En la Biblia, en 2 Timoteo 2:15, se nos dice que debemos esforzarnos por presentarnos a Dios aprobados, como obreros que no tienen de qué avergonzarse y que interpretan rectamente la palabra de verdad.
¿Qué significa esto? Significa que debemos trabajar duro en nuestra búsqueda de la verdad, en nuestra comprensión de las Escrituras y en nuestra aplicación de la verdad en nuestra vida diaria. Debemos ser obreros diligentes que construyen sus vidas sobre la verdad y no sobre la mentira.
En primer lugar, necesitamos estar abiertos a la enseñanza y al aprendizaje. En Proverbios 9:9 se nos dice: “Instruye al sabio, y será aún más sabio; Enseña al justo, y aumentará su saber”. No podemos crecer en nuestro conocimiento si estamos cerrados a nuevas ideas y perspectivas. Debemos estar dispuestos a cuestionar nuestras propias creencias y a aprender de los demás.
En segundo lugar, debemos tener un compromiso constante con la lectura y el estudio de la Palabra de Dios. En 2 Timoteo 3:16-17 se nos dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté completamente preparado para toda buena obra”. La Biblia es nuestra guía y nuestro mapa en esta vida, y necesitamos entenderla y aplicarla en todo momento. Esto significa que debemos dedicar tiempo y esfuerzo para leer la Biblia, para estudiarla y para meditar en ella.
Por último, necesitamos vivir nuestra fe y aplicar la verdad en nuestra vida diaria. En Santiago 1:22 se nos dice: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”. No basta con tener un conocimiento teórico de la verdad, debemos vivirla en nuestra vida cotidiana. Esto significa amar a nuestros semejantes, como se nos dice en Juan 13:34-35: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros”. Significa ser honestos y justos en nuestras acciones, como se nos dice en Proverbios 12:22: “Los labios mentirosos son abominación a Jehová; Pero los que hacen verdad son su complacencia”. Y significa buscar siempre la voluntad de Dios en todo lo que hacemos, como se nos dice en Colosenses 3:17: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”.
Amigos, esforcémonos por presentarnos a Dios aprobados, como obreros que no tienen de qué avergonzarse y que interpretan rectamente la palabra de verdad. Dediquémonos a aprender, estudiar y aplicar la verdad en nuestras vidas diarias. Recordemos que nuestra vida es un testimonio vivo de nuestra fe y que debemos ser luz en este mundo oscuro. Y siempre recordemos las palabras de Jesús en Mateo 7:24-25: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca”.
Que el Señor les bendiga y les guíe en su búsqueda de la verdad y en su vida cotidiana. Amen.